El ojo del lector occidental suele encarar la página de arriba a abajo y de izquierda a derecha lo que nos condiciona a poner el título en la parte superior de la página y los subtítulos marginados a la izquierda o centrados.
El ojo suele enfocar primero lo que más destaca visualmente (tamaño, grosor, intensidad...)
Lo más aislado puede destacar sobre el conjunto, así que los blancos tipográficos tienen mucha relevancia en la composición de la página.
El ojo tiene una capacidad limitada y se satura fácilmente, así que si hay demasiada variedad de componentes tipográficos, el ojo no se fijará en las diferencias.
Al hojear un libro, se suele buscar en primer lugar la derecha de las páginas impares. Si se busca en las pares, suele ser a la izquierda.
Cuanto más grande es una ilustración, más atrae la atención.
Si la ilustración es en color, atrae más que una ilustración en negro.
Todo lo expuesto antes se puede sumar parcialmente para reforzar sus efectos.
RICHAUDEAU, François (1989): Manuel de typografie et de mise en page, Paris: Retz.
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