
Para acceder a un tamaño legible, sólo hay que pinchar con el ratón sobre la imagen de la derecha.
El esquema es muy simple, contamos con un directoria lateral que nos permite buscar por estilos, un pequeño formulario superior que nos permite buscar por nombre aunque esto dentro del mundo de fuentes gratis sea poco más que una quimera porque cada autor le pone a su fuente el nombre que le da la real gana (y suelen ser bastante exóticos), y también hay un buscador alfabético.
La web es en formato blog, así que también podemos encontrar en ella algunos artículos bastante interesantes sobre tipografía y un buen ramillete de enlaces a otras webs de contenidos similares. Vale la pena hacerle una visita.
El ojo del lector occidental suele encarar la página de arriba a abajo y de izquierda a derecha lo que nos condiciona a poner el título en la parte superior de la página y los subtítulos marginados a la izquierda o centrados.
El ojo suele enfocar primero lo que más destaca visualmente (tamaño, grosor, intensidad...)
Lo más aislado puede destacar sobre el conjunto, así que los blancos tipográficos tienen mucha relevancia en la composición de la página.
El ojo tiene una capacidad limitada y se satura fácilmente, así que si hay demasiada variedad de componentes tipográficos, el ojo no se fijará en las diferencias.
Al hojear un libro, se suele buscar en primer lugar la derecha de las páginas impares. Si se busca en las pares, suele ser a la izquierda.
Cuanto más grande es una ilustración, más atrae la atención.
Si la ilustración es en color, atrae más que una ilustración en negro.
Todo lo expuesto antes se puede sumar parcialmente para reforzar sus efectos.
RICHAUDEAU, François (1989): Manuel de typografie et de mise en page, Paris: Retz.
Éste es el caso de algunos tipos de línea corta. Así tenemos el caso de la línea huérfana, que es esa línea primera de párrafo que queda suelta a final de página o columna y que se debe evitar por dejar una muy mala impresión. No le queda a la zaga la que, sin haber estado antes casada, denominamos como línea viuda, que es la línea final de párrafo que aparece a principio de la siguiente página o columna. Y el súmmum ya se lo lleva la línea ladrona, línea final de párrafo con menos de cinco caracteres (o siete dependiendo de la anchura de la línea), que igual que a los sujetos humanos a quienes se les atribuye el mismo adjetivo, hay que editar a toda costa.